¿Por qué nutrirse se ha convertido en un ejercicio tan complejo?
“Lorena Zaragoza y Antonio Rodríguez guiaron a los asistentes en un viaje hacia una nutrición más consciente, basada en el equilibrio y el conocimiento del propio cuerpo.”
En el encuentro “Ekilibrium”, celebrado en El Hotel Costa Sol, el 24 de abril, se abrió un espacio de reflexión sobre los desafíos que enfrentamos hoy al intentar alimentarnos de forma saludable. Bajo el título ¿Por qué nutrirse se ha convertido en un ejercicio tan complejo?, especialistas en nutrición, deporte y salud mental abordaron los mitos, desórdenes invisibles y hábitos erróneos que complican nuestra relación con la comida, invitando a los asistentes a reconectar con su cuerpo y adoptar una nutrición más consciente y equilibrada.
En un entorno donde la información sobre alimentación es escasa, aunque en exceso confusa, el evento «Ekilibruim», que era también uno de los grandes interrogantes contemporáneos de la salud, abordó la cuestión de por qué nutrirse resulta tan complicado. Con un público muy implicado se fundieron saberes básicos sobre la nutrición moderna, la salud hormonal, la microbiota y el cerebro, y claves de acción para mitigar la inflamación crónica y prevenir enfermedades metabólicas como la diabetes.
Los dos conferenciantes, Lorena Zaragoza y Antonio Rodríguez, compartieron la experiencia de su práctica profesional desde una visión de conjunto. La dietista, técnica deportiva y especialista en procesos hormonales y normopeso, Zaragoza, dio claridad sobre la situación que presenta su alimentación, el impacto del ayuno, el ejercicio de fuerza y la necesidad de una alimentación equilibrada, y por su parte, Rodríguez, psicólogo y dietista especializado en psiconutrición, destacó el componente emocional de la alimentación y la importancia del acompañamiento psicológico en los procesos de cambio.
A lo largo de la reunión se abordaron temas clave como la verdadera definición de “buena alimentación”, a la que se le dio valor, como, por ejemplo: el significado de un desayuno equilibrado o la regulación hormonal en etapas como la menopausia, así como el papel que tienen los alimentos en la prevención y tratamiento de enfermedades. También se mencionó cuál es la proporción ideal para una comida equilibrada, la cual se describe de la siguiente forma: 50% verduras, 25% proteínas (como pueden ser las carnes) y 25% cereales u otros hidratos de carbono.
Al mismo tiempo, se hizo un encuadre sobre la necesidad de identificar síntomas silenciosos (uno de ellos es la inflamación intestinal), los cuales muchas veces no son percibidos y pueden dar lugar a múltiples dolencias.
Un momento muy bien valorado a nivel de contenido de la actividad fue la explicación de cómo la microbiota intestinal incide directamente sobre el estado emocional y mental, y cómo desequilibrios invisibles pueden alterar la calidad de vida.
«Ekilibruim» fue más que una charla, fue un espacio de reflexión colectiva sobre cómo hemos perdido el instinto de alimentarnos bien en medio de tanta oferta confusa como la actual. La propuesta fue clara: volver a lo básico, informarse con criterio, volver a conectar con el propio cuerpo, pero desde el conocimiento y el acompañamiento profesional. Una jornada que, sin duda, marcó la huella en cada uno de los asistentes.
Al mismo tiempo, se facilitaron herramientas prácticas para detectar los síntomas iniciales que puedan dar lugar a enfermedades como la diabetes, así como ayudarte a determinar el momento en el que puede ser interesante acudir a especialistas.