La responsabilidad social de la mujer profesional
El pasado jueves 13 de febrero, tuvo lugar en el Hotel NH un nuevo encuentro del Foro Mujer y Sociedad en el que participó Pilar García Lombardía y en el que tuvimos ocasión de hablar y debatir sobre “La responsabilidad social de la mujer profesional”.
La responsabilidad social corporativa (RSC) se ha convertido en un término habitual y la mayoría de las empresas dedican recursos a poner en marcha estrategias específicas y a elaborar memorias. Básicamente, la RSC es la actividad voluntaria de las compañías orientada a producir bienestar social. En este terreno, las cosas parecen estar bastante claras. Sin embargo, cuando nos referimos a la responsabilidad social de un profesional, la cosa ya no parece tan evidente. ¿Tenemos una responsabilidad social, más allá del estricto cumplimiento de la ley, en el desarrollo de nuestra actividad profesional?
Esta pregunta puede formularse de otro modo: ¿podemos contribuir de manera voluntaria, en el ejercicio de nuestra profesión, al bienestar de la sociedad, incluyendo a nuestros grupos de interés más próximos? La respuesta es que sí, que nuestras acciones cotidianas tienen impacto en las personas y en la sociedad, seamos o no conscientes de ello. Y si tenemos impacto, tenemos responsabilidad.
Cada vez que tomamos una decisión, y lo hacemos constantemente, debemos preguntarnos por ese impacto: ¿qué pasará con tal compañero si yo adopto esta actitud, o hago tal cosa?¿cómo afectará a los demás el que yo me esté todo el día quejando?¿qué pasa con el equipo cuando yo decido escaquearme o hacer una chapuza?¿qué impacto tiene el que yo decida no alimentar la rumorología, aprovechar el tiempo, tomar decisiones justas, …? Son infinitas las posibilidades de producir un impacto, positivo o negativo, en el mundo que me rodea.
¿En qué reside entonces nuestra responsabilidad? Lo podemos resumir en una frase: en desarrollar y aplicar nuestro talento al máximo, para producir bienestar (en el sentido más amplio) a todos nuestros grupos de interés: compañeros, clientes, proveedores, jefes, empleados… Y esto nos conduce a la responsabilidad más radical y básica, la que tenemos con nosotras mismas: no dejar de formarnos, de desarrollar nuestro talento, adquirir conocimientos. Porque cuanto más capaces seamos, más y mejor servicio podremos dar.
Si queremos ser agentes de cambio, y esa es nuestra vocación, debemos abrazar esa responsabilidad social, asumir con valentía los retos que supone y ser ejemplo permanente y diario de una máxima incuestionable: las pequeñas acciones tienen un gran impacto. Los hábitos, el desarrollo de la persistencia y el saber esperar son nuestras mejores palancas para hacer del mundo un lugar mejor.
En el encuentro se contó con la asistencia por la Concejala del Área de Igualdad y Familia del Ayuntamiento de Almería, Paola Laínez, y la representante del Área de Alcaldía, Rafaela Abad, asimismo asistió María José Navarro Coordinadora del IAM, quienes con su presencia y sus palabras manifestaron su apoyo a esta iniciativa, Foro Mujer y Sociedad de mujeres Profesionales y Directivas de Almería.