La economista y asesora de gobiernos regionales y estatales de todo el mundo, una de las top 100 mujeres líderes, habló sobre “Lidérate para liderar” mi propósito, mi vida para una sociedad sostenible.
- Liderarse a uno mismo requiere el desarrollo de un conjunto de hábitos que son las competencias de liderazgo.
- Para educar el carácter hay que desarrollar hábitos que fortalecen la voluntad y que impiden que quedemos a merced de nuestro entorno.
- El proceso de “autoconocerse” comporta pasar de un estado de inconsciencia a un estado de consciencia respecto a nuestras fortalezas y a nuestras debilidades.
- Es importante la Integridad de la persona entendida como la capacidad para comportarse de manera recta y honrada ante cualquier situación.
- Aceptar el liderazgo es tener equilibrio emocional para reaccionar adecuadamente a cada situación sin dejarse llevar por las emociones ni los estados de ánimo.
- Una metodología propia para mejorar los resultados es el Autocontrol para tener la capacidad de acometer acciones costosas.
Dentro de las competencias de liderazgo más importante para una persona, Chinchilla comentó que hay un tipo de competencias llamadas metacompetencias que no son más que el core business de las competencias, que se corresponden con lo que antes se conocía como virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. La primera está relacionada a la toma de decisiones que hace una persona, la segunda busca individuos íntegros, no corruptos, pero sobre todo que sepan decir, hacer y pensar lo mismo; la tercera está relacionada al autocontrol, proactividad y la cuarta está orientada a atemperar la emoción y el autogobierno, lo cual ayudará a ser un mejor líder.
La Dra. Chinchilla también precisó que cada vez se difunde más la idea de que para saber liderar a otros, primero hay que saber liderarse a sí mismo, es decir, autogobernarse adecuadamente bajo el enfoque de las virtudes cardinales.
Su intervención causó gran expectación entre las asistentes, entre las que se encontraban expertas directivas del mundo de la empresa, de la mentoría y del coaching. Comentó que en el Liderazgo personal, todos reconocemos al líder, a la persona en quien podemos confiar, porque es fiable y madura, sabe responder ante cualquier situación ordenando las necesidades propias y ajenas. El verdadero líder sabe dirigir a otros, porque lucha constantemente por liderarse a sí mismo.
La profesora Chinchilla habló del proceso de “autoconocerse” que comporta pasar de un estado de inconsciencia a un estado de consciencia respecto a nuestras fortalezas y a nuestras debilidades, que ni tan siquiera percibimos que debamos Integrar la vida mejorar o cambiar. Tener un mapa con la orografía del terreno (montañas, llanuras, ríos o lagos) da mayor seguridad al trayecto. Las debilidades pueden asustar, pero son nuestra mayor fuente de desarrollo y de autoestima si sabemos ver el aspecto positivo y aprendemos a capear el negativo.
Además, matizó unas claves que se centran en las competencias de liderazgo. Para educar el carácter hay que desarrollar hábitos que fortalecen la voluntad y que impiden que quedemos a merced de nuestro entorno. Hablamos de competencias para referirnos a los hábitos (comportamientos habituales y observables) que van a ayudarnos a lograr el éxito en esta apasionante aventura del desarrollo de nuestro liderazgo personal.
En su ponencia, explicó cómo en esta actividad es clave la toma de decisiones porque la capacidad de tomar decisiones de modo adecuado y en el momento oportuno. Esto requiere saber definir los problemas, recoger la información necesaria, generar alternativas, y escoger la mejor opción en función de determinados criterios.
¿Cuál es nuestra brújula?¿Cómo podemos gestionar mejor ese bien escaso llamado tiempo, que no se compra ni se vende? ¿Cuáles son nuestros ladrones? Durante la sesión dio respuesta a estas y a otras preguntas tanto o más relevantes para ser aún más “dueñas de nuestro destino”.
Comenzó esta sesión con una mención al tiempo, porque la vida no es otra cosa que tiempo. Es un buen momento para recordar la brillante reflexión de nuestra querida Maruja Moragas sobre el Kairós, el tiempo cualitativo, frente a Cronos. El tiempo, ese bien tan escaso, es pieza clave en nuestro autogobierno. Integrar la vida, con todas sus dimensiones y esferas, debe ser nuestra aspiración dejando a un lado la clásica conciliación, que nos hace pensar en dos mundos enfrentados que deben reconciliarse. Mi vida, mi tiempo, debe integrar todas aquellas cosas que para mí son esenciales y que me acercan a mi para qué, a mi misión, mi propósito.
Liderarse a uno mismo requiere el desarrollo de un conjunto de competencias (hábitos), las competencias de liderazgo. Entre ellas hay algunas tan importantes como la comunicación, el trabajo en equipo o la visión estratégica. Sin embargo, hay cuatro competencias sin las cuales no es posible desarrollar ninguna otra ni, por supuesto, el liderazgo. Son la toma de decisiones, la integridad, el autocontrol y el equilibrio emocional.
Los motivos son las razones para actuar, pero aún hace falta considerar otro elemento: la fuerza que nos mueve a la acción, la motivación. Esta fuerza puede ser espontánea -hacer lo que me apetece en cada momento- o puede ser racional -fruto de la deliberación interior. Cuando mi motivación trascendente me lleva a moverme por motivos trascendentes, mis acciones son fruto de un ejercicio consciente en el que sopeso las alternativas y escojo actuar por el bienestar del otro. Es la expresión más clara del autoliderazgo.
A partir de estos conceptos clave, la sesión incluyó otros aspectos del liderazgo y la misión personal. Estas cuestiones aparecen mucho más claras una vez que entendemos los elementos básicos de la acción humana. La misión genérica de toda persona es la búsqueda de la felicidad: el cómo lo haremos, concretamente, es la misión específica de cada uno de nosotros. Incorporar la motivación racional por motivos trascendentes en la definición de nuestra misión específica supone apostar por el autogobierno, el liderazgo de otros y la búsqueda de una vida integrada, plena y lograda. No plantearse el para qué, no tener un propósito o misión, nos lleva a ir dando tumbos, a merced de nuestro entorno.
La profesora Chinchilla puntualizó que es importante la integridad de la persona entendida como la capacidad para comportarse de manera recta y honrada ante cualquier situación. Personalmente, insistió siempre que una persona íntegra es una persona sin fisuras, fiable.
Afirmó que su primera preocupación al aceptar el liderazgo es el equilibrio emocional para reaccionar adecuadamente a cada situación sin dejarse llevar por las emociones ni los estados de ánimo. Poco a poco, enfatizó que se va desarrollando una metodología propia para mejorar los resultados con el Autocontrol para tener la capacidad de acometer acciones costosas. En esta definición se encierra nuestra arma más poderosa: la capacidad de sacrificar algo presente en aras de un futuro logro.
Para finalizar, destacó que el propósito de autogobierno. La urgencia de la vida cotidiana nos puede llevar a actuar de forma reactiva. Solemos dedicar tiempo a tratar de adivinar los motivos por los que otras personas actúan, y no nos paramos a pensar por qué hacemos nosotros las cosas. Comprender lo que nos mueve a la hora de tomar una decisión es de vital importancia para nuestro autoconocimiento y nuestro aprendizaje.
En la charla-coloquio, todas sus reflexiones las acompañó con investigaciones rigurosas y ejemplos profesionales y personales sobre liderazgo profesional y liderazgo personal, animando a emprender este proyecto para quienes deseen mejorar sus habilidades incluso en su vida privada.